El antiguo Egipto se inspiró en la flor de loto para diseñar la parte superior de las columnas de sus templos. Algunas de estas columnas representan la flor cerrada, mientras que otras muestran la flor abierta.
A partir del Imperio Nuevo, los artistas egipcios comenzaron a representar a un niño sentado sobre una flor de loto, simbolizando el nacimiento del dios sol, Ra. Según las creencias del antiguo Egipto, el dios sol nació originalmente de una flor de loto que emergió del gran océano primordial, Nun, durante la creación del mundo. Para los egipcios, la salida del sol cada mañana era vista como una repetición de ese proceso de creación.